martes, 7 de julio de 2009

Teoría

La mente tiene, entre otros más, 3 niveles de pensamiento.
Está primero, el menos oculto, aquel que se puede oir; el pensamiento vocalizado. Aquel pensamiento que está siendo procesado con intención de ser dicho, aunque esto puede no hacerse. Es un pensamiento espontáneo, poco procesado, y bastante impulsivo.
El segundo pensamiento es un poco más interiorizado, es aquel que no se escucha, y tiene directa relación con lo que está sucediendo en el entorno. Principalmente, es el que controla mucho del primer pensamiento espontáneo. Este pensamiento analiza lo ocurrido y saca, principalmente, conclusiones.
El tercer (y conscientemente, último) es el pensamiento más oculto. Es un pensamiento difícil de notar, y mucho más de controlar (pero no imposible). Es un pensamiento mucho más analizador, que no tiene directa relación con el entorno. Analiza, por ejemplo, no lo que una persona dice en el momento sinó lo que hace mientras lo dice. Llamado, muchas veces, "instinto", es quién avisa si nos están mintiendo, si algo es potencialmente peligroso, si algo está dando señales de que fallará, entre muchas otras cosas. Todo problema o asunto que esté en la mente, se almacena en este espacio, y está siendo constantemente analizado. Por ello podríamos explicar como derrepente odiamos a alguien, como derrepente no queremos estar con nuestra pareja, como derrepente queremos dejar de ser amigos de alguien... Y suma y sigue. Con un poco de concentración, se podría escuchar entre mucha interferencia de ideas, sonidos, sensaciones y olores, aquellos pensamientos ocultos pensados con más rapidez de lo acostumbrado, veloces, que con una voz tenue dan vueltas por nuestra cabeza en un espacio que, se nota, es mucho más grande que el de cualquier pensamiento, es mucho más profundo.

Y con un poco de concentración y silencio, podríamos escuchar qué se oculta en nuestra mente... Y en nuestros corazones.

No hay comentarios: