sábado, 11 de febrero de 2006

Belleza, Destrucción

Siempre, transformando las palabras en lo que realmente son, cerrando los ojos, imaginando qué ocurriría entre cada silencio. Sintiendo el tibio aliento cercano, el aire cuyo camino fue corrompido por una sombra creada por los deseos.
Activando el cuerpo, ensuciando los labios con esa sed interminable que, a diferencia de quienes se ahogan, en este cuerpo seca el alma.
Creando un calor, una textura ireal, recreando una figura como creemos que sería, mientras el frío que llena el lugar congela los verdaderos sentidos.
Deteriorando todo, alimentando un alma con aire imaginario, destruyendo la única salida, aquello que lo salvaría.
Dejando vivir, miserablemente, penosamente, pues el alma sobrevive con lo poco que se le da, pues es hermoso, aún cuando en algun momento la matará.