lunes, 22 de marzo de 2010

Día 2: Los días lunes merodean los hombres perdidos.

El miedo solo detiene el progreso de los sueños y deseos. Me he topado hoy con mil y un hombres que merodean las calles solitarios y perdidos, sin saber qué más hacer con la vida. Me vi rodeado de ellos, y me vi como uno de ellos, ya que de cierta forma creo que igual perdí una poca el sendero y tengo que reformarme. Me senté solitaria en las plazas y fumé cigarrillos baratos. No di paso ni al amor, ni la vida. Me volví loca, destrozé mi mente y volví a surgir. Me vi recorriendo calles solitaria y leyendo libros que no son de mi interés. Me vi bebiendo hasta más no poder, me vi deborando mis propias entrañas para luego vomitarlas. Y así seguí. Pero, ¿Saben qué fue lo peor? No fue verme así. No fue no poder verme en los espejos y no saber qué soy quién digo y qué haría. Fue ver a los hombres perdidos. Los días lunes merodean los hombres perdidos, y ver a uno recorrer las calles sin destino me asesinó. Como hablaba sin decir, como miraba sin ver. Cómo no tenía rumbo, y nos empujaba a todos a un lado de la calle, como si supiese qué hacer. Cómo besaba mujeres y luego las dejaba en lugares abandonados, para tal vez volverlas a ver. No, no. No se puede vivir así, no podemos vivir así.
Sin embargo, no hay mucho que se pueda hacer.
A veces la gente se queda más atrás, a veces la gente deja de caminar, y simplemente, no hay nada qué le podamos hacer. Uno tiene que seguir el camino propio y no dejarse arrastrar por alguien que no sepa donde va. Uno tiene que ser uno un día, y otro al siguiente. Uno es un ser que jamás será siempre la misma persona, un ser de cambio. Hay gente que no lo es. Hay gente que siempre es igual, y va siendo absorvido por los demás, por los vicios, por las malas costumbres. Uno puede avanzar pero no dejarse arrastrar. No hay por qué colgarse el mundo a los hombros, menos a algún solitario.

Fin del día 2. No los mejores animos de la vida, a veces surgen bichitos por ahí que parecen páf, cachetadas directo a la cara. Pero hay que atraparlos nomás. Puntoto.

No hay comentarios: