viernes, 9 de enero de 2009

Graveyard (mal desarrollado)

Era en ese lugar donde yo me había muerto en el cual los vi. Los veía pasar. Desde mi oscuro lugar, yo miraba, pacífico, de entre las flores. El ir y venir. Los veía a todos ellos, gozando de su libertad. De la luz. De respirar. Yo ya no respiraba. Yo estaba acá. Escondido. Tenía muchos deseos aun. Esas jovencitas lindas y curiosas, yo quería una. ¿Quién no sueña con una? Pero nunca se acercaban acá. Nunca venían. Era demasiada oscuridad, no se notaría su belleza. Nadie se acerca jamás a mi. Eso nunca cambiariará. Era ese día, el día de más oscuridad. Cuando vino. Él vino. Callado, escurridizo. Sabía lo que hacía. Sabía donde se metía. Llegó valiente, olía a temor. Pude divisar sus ojos miel, brillar. Entró cuidadoso. Yo me alejé. Entre roces y viento, lo esquivava, me escondía de él. No quería que me viera, él me quería ver. Ente roces y viento yo corría de él y sentía que sus manos de a poco me tocaban, se quedaban en mi pecho, no se querían ir. Él buscaba, él encontró. Entonces entré y había una tumba. Estaba abierta. La curiosidad me ganó. Y lo vi, entonces. Lo vi. A él. Puse mi mano en su pecho. Sabía lo que hacía.

No hay comentarios: