domingo, 18 de octubre de 2009

Hoy.

En esta época, todos se deleitan
buscando el amor, creyendo
que es lo único que queda, pero
no lo es, y no lo saben;
señoras y señores, el día
en que encontremos aquello,
que no nos haga
actuar solo con alevosía en la frente
y saña en la vista;
cuando encontremos en el día,
una luz incesable, armoniosa,
que no sea ni dios,
ni una droga,
ni el arte la luz que nos ciega los ojos;
aquel día, no brillaré
sinó en tus palabras
que escribas, joven
pues a mí, cuando no me quede horizonte que ver
quiero que a tí,
te queden universos que conocer.

Sí, aunque, en la muerte trascendente, no queda una sensibilidad, oculta, en pensamientos que giran, universalmente, sale de mis oídos una esfera fugaz, tal vez, si tú pudieras escuchar, que tengo, tengo, tengo, tengo que decir.Si miramos el cielo encuentro en una estrella un rostro conocido, tus ojos y tu lengua, encuentro en la infinidad de la tierra en el centro y tu centro mi zero que escapa de la vista, de las manos; el cuerpo parece ser, más que cualquier otra cosa, un límite que jamáspodría superar, aunque no mayor que esa gran muralla entre nos. ¡Oh! Penetrantes ojos que observan cercanos al fruto del conocimiento que aparentan saber, pero, ¡No! No hay más que juguetes de niños infantiles y pequeños, que corren, en tus venas, en mis venas, y saltan al aire escapándose lejos de nosotros, que me haces llorar, amor, me haces llorar, porque correría descalzo sobre las estrellas que tanto miras, y sí, repito repito repito una una una y y y otra otra otra vez aquello que dijiste, sobre estar perdido, perdido, tan perdido, como pareciera que estoy, yo, ahora, en tu cama, entre tus sábanas, entre tu piel, entre tu cabello, que todo huele a frambuesas (me encantan) o a un simple beso que se me olvidó, se me olvidó, se me borró, al contrario de lo facil que tú borraste de tus fotos mi rostro, mi cara, mis manos y mi pasión.

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