lunes, 21 de septiembre de 2009

Aquel día me volví a sentir solitario,
solo
como siempre, cada vez que te veía partir. Pero sé que aquel día, no volverías, no volverías más. Ante mis ojos no había razón aparente de tu partida, no podía caber en mi cabeza que después de todo, tuvieses que partir por motivos que supuestamente solo tu corazón comprende. Pero simplemente así era, y a mí nome quedaba otra cosa más que hacer que quedarme sentado,
solo
nuevamente, sin nada que perder.
Pues ya lo habría perdido todo.

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