miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sinceramente:

A todos nos pasan cosas horribles, cosas que... Muchas veces nos cuesta soportar. Todos tenemos una que otra pena, aun si es algo tan simple como una pena de amor... O algo un poco menos simple como la pena por alguna muerte, aun si ella es inevitable. Y da lo mismo si tal vez, lo que ocurra, no es tan terrible; para cada uno, el dolor de cada cosa es distinto. Pero todo cambia cuando todo esto lleva a que, quien fuese, ya no sienta más ese dolor. No más rodeos. Extraño a alguien. Es extraño a veces como se dan las cosas, cuando uno cree que todo iba bien. Han pasado varios años ya, pero sigo buscándote entre las caras de la gente, cuando subo a una micro, cuando camino por el centro (porque creo que es el lugar más factible para encontrarte)... No sé como te verás ahora. No sé si me puedas reconocer tampoco, y creo que de cierta forma, es parte de mi plan. Me da miedo saludarte. Me da miedo que me reconozcas; preferiría tan solo verte de lejos. No quiero volver a sentirme como aquella vez, porque me destruíste. Sí. Me destruíste aquella vez, y por eso ahora soy cobarde, soy miedosa. Me da miedo que alguien se vaya. Me da miedo ver como de a poco, desapareces, y luego, te vas. Sé que jamás leerás esto, tal vez ya ni piensas en mí. Yo siempre me acuerdo. El otro día en la micro, creí verte... No sé si eras tú. Realmente, apenas recuerdo tu rostro. Realmente, casi no tengo recuerdos ya... Pero enfin. Yo sé que ella al menos no me ha abandonado por completo y, es todo lo que tengo, todo lo que me queda de aquellos años de mi vida. Sinceramente: Espero que estés con vida. No quiero resfregarte nada en la cara, ni la traición, ni la desaparición, ni el dolor, nada... Solo quisiera decirte algunas cosas, preguntarte otras... Porque no creo haberlo merecido. Era solo una niña, ¡Por dios! No estaba bien.
Pero no te importó, aparentemente.

No hay comentarios: